Uso correcto de las letras" B", "V", "LL", "Y", "S", "C","Z","H", Y 20 Ejemplos de Sustantivos, Adjetivos, Adverbios, Preposiciones, Conjunciones, Pronombres, Verbos.

 


1. SUSTANTIVOS
2. ADJETIVOS
3. ADVERBIOS
4. PREPOSICIONES
5. CONJUNCIONES
6. PRONOMBRES
7. VERBOS


Los baños espirituales, en los que las personas, en un rito particular, “lavan” sus pecados en un baño, ya sea en un río con alguna bendición con agua. Esta tradición se mantiene en la India, donde los hindúes tienen que hacer un baño ritual en el río Ganges. También se mantiene en la religión católica, que bautiza a los niños pequeños para “liberarlos del pecado original”, rito que simboliza el bautizo realizado por San Juan Bautista a Jesucristoante de que éste empiece su vida de predicador. Muchos de estos recursos se mantienen aún en la sociedad actual bajo diversas formas, ya que, por ejemplo, las personas que consultan un “profesor” (término común utilizado en la actualidad para designar a las personas que leen cartas, hacen embrujos y cosas similares), a menudo tienen que realizarse una “limpia” para liberarse de las “malas influencias”. En cuanto se refiere a los ritos en las sociedades primitivas, Guillem Feixas (1993: 37), menciona que: “La característica esencial del funcionamiento humano en este estadio es la ausencia de límites precisos entre el hombre y la totalidad de las cosas de la naturaleza”. En estas sociedades no existía una clara delimitación entre el grupo humano en su conjunto y el individuo como tal. Por esta razón, Guillen Feixas (1993: 37) sostiene que: “Los remedios que se utilizan para hacer frente a lo que hoy llamamos enfermedad mental corresponden a actividades muy diversas que implican no sólo al enfermo y al curandero, sino al grupo social en su conjunto”. Estas prácticas se pierden en la historia de la medicina occidental y no se consideran como científicas. Este tema se ampliará más adelante al hablar de la vinculación del enfoque sistémico con estas raíces. El autor continúa señalando que las prácticas que se pueden considerar como antecedentes de la psicoterapia corresponden a una actitud animista, que consiste en la creencia en un principio distinto del cuerpo, el alma, que puede abandonar el cuerpo durante el sueño y también puede sobrevivir al cuerpo después de la muerte, reencarnándose en otros seres. Siguiendo estas creencias, las prácticas terapéuticas toman numerosas variantes, para lo cual, el autor sigue a Ellenberger (1970)5.

Ceremonias para la restauración del alma: existe la creencia de que el hombre posee un alma que puede ser robada o que puede salir por diversas circunstancias, como un miedo intenso. El curandero restaurará el alma en el cuerpo con la ayuda de ciertos procedimientos especiales a través de rituales para “atraer” al alma, algunos de los cuales utilizan una gran variedad de instrumentos, como animales, plantas, música, etc. Así sucede en la cultura indígena de este país, en donde los shamanes realizan las limpias utilizando un cuyo un huevo que pasan por el cuerpo de su paciente, luego pasan algunas hierbas y escupen trago sobre el mismo para hacer salir a los malos espíritus. En el mismo sentido, los indígenas comparten algunas creencias que ayudan a prevenir que una persona pueda caer bajo el influjo de otra; así, por ejemplo: atar una pulsera roja en la muñeca de los niños y niñas pequeños para protegerlos del “mal de ojo”. Exorcismos: en este caso, hay que expulsar un espíritu, generalmente maligno, que ha entrado en una persona, que es poseída por este ser, lo cual provoca una transformación en ella (como en la película: El exorcista). Esta posesión puede ser espontánea, en la que el espíritu maligno se apodera de la persona sin su consentimiento, pero también puede ser que el hombre se preste para esta posesión. Según esta creencia, existen tres maneras para expulsar al espíritu maligno, ya sea con ruidos fuertes y malos olores; brindándole otro ser para poseer, generalmente un animal (así lo dicen los textos bíblicos, cuando relatan que Cristo realizó la expulsión de los demonios que habitaban una persona y los envió a una piara de cerdos), o a través de un ritual específico conocido como “exorcismo”, procedimiento retomado por la Iglesia Católica que consiste en un ritual realizado por un religioso, usando símbolos como la cruz y frases específicas hasta que se logre expulsar al demonio (como en la película Constantine). Confesiones: procedimiento muy utilizado en algunas comunidades indígenas, en el que la persona que ha cometido alguna infracción “confiesa” su delito frente a toda la comunidad, luego de lo cual se le asigna un castigo, que puede ir desde los azotes hasta la expulsión de la misma.

Estas formas de “tratamiento” aún sobreviven, de una u otra forma, en la cultura ecuatoriana, sobre todo cuando existe una vinculación con una comunidad, ya sea indígena (donde estas prácticas son ejercidas por el shamán, que practica las “limpias”) religiosa, como es el caso de los católicos que practican la confesión, ritual necesario para librarse del pecado antes de comulgar. Gérard Salem6 menciona que el shamanismo tiene sus fuentes en un conjunto de creencias y de prácticas animistas, comunes a diferentes pueblos que habitaban las regiones árticas, americanas y el norte de Asia. Estaba fundado sobre una concepción que postulaba la presencia de diversos espíritus que eran dueños de la naturaleza e intermediarios “sobredotados” entre estos espíritus los humanos, conocidos como shamanes, famosos por ser capaces de establecer un puente de comunicación entre el mundo visible  el invisible, a través del trance, que se lograba mediante la ingestión de algunas bebidas o productos naturales, como la hoja de coca. Cuando el shamán estaba en trance, se decía que era capaz de una “doble-vista” o de ubicuidad mística. En principio, su rol era benéfico: los miembros de la tribu o incluso de otras tribus lo consultaban para neutralizar los “malos espíritus” y para curar las enfermedades; para ejercer su arte utilizaba cantos, encantamientos, danzas rituales, “viajes” en el mundo invisible, del cual volvía portador de mensajes mágicos; suscitaba el temor y el respeto, generalmente no se discutía su autoridad. El shamanismo ha conocido muchas variantes en la historia de los pueblos. Es el crisol de numerosas creencias religiosas, pero también, y lo que interesa aquí, es el punto de partida de la mayoría de prácticas terapéuticas mágicas y ritualizadas. En los días actuales, los shamanes ejercen sus prácticas en numerosos pueblos de África, Oceanía o América, pero igualmente en las sociedades industrializadas donde son encarnados por innumerables curanderos, parapsicólogos, mentalistas otras variantes modernas. Nadie ignora que las personas que tienen cáncer otras enfermedades graves tienen tendencia a recurrir, en vista de su desesperación, a estas medicinas paralelas.

 El estilo terapéutico del shamán, parece respetar ciertos principios constantes. El más común es que no trabaja con el enfermo solo, sino en presencia de un público, que reúne principalmente a los parientes del sujeto, ya sea en línea directa o indirecta, sus vecinos, sus amigos. Por otro lado, este público, rara vez, se conforma con un rol pasivo: el shamán los invita a participar activamente en la ceremonia utilizando cantos, palmas, danzas, invocaciones, toques, etc. En ocasiones, se solicita la presencia del padre, otras veces es la madre o un hermano, una hermana, un tío, un abuelo vivo o su espíritu invisible, con el cual el shamán “se comunica”. De tal suerte que no solamente se utiliza un proceso colectivo como apoyo para el proceso terapéutico, sino que también se valoriza el vínculo de parentesco. A los ojos del shamán, el “mal” afecta no solamente al sujeto enfermo, sino a todo el clan, de donde la fuerte motivación de la familia para participar en la ceremonia curativa. En esta descripción, se puede ver que el camino del shamán es holístico: en lugar de aislar al enfermo, lo considera y lo trata al mismo tiempo que a su entorno habitual, en donde se considera a la familia, pero también a la tribu, al ambiente natural y sobrenatural. Además, el shamán no se considera como alejado de tal conjunto, al contrario, se implica activamente, gozando de un rol mediático sagrado que le confiere una posición jerárquica superior. Así, la práctica shamánica favorece la restauración de una totalidad: la cohesión del mundo visible y del mundo invisible, del ambiente natural y del sobrenatural, de los parientes y del clan (Ellenberger, 1974; de Rocín, 1981, Eliade, 1951)7. Estas prácticas aún sobreviven en ciertas comunidades indígenas y se mantienen como parte del acervo cultural del pueblo ecuatoriano.

Pero, ¿cómo se hace el acompañamiento para lograr este descubrimiento? Rebeca, maestrante de la formación en sistémica de la Universidad Católica de Guayaquil, en su segunda promoción, utilizó una metáfora que me conmovió mucho para hablar de su experiencia. Ella dijo que la experiencia de la supervisión fue como cuando los aguiluchos empiezan volarel águila madre los motiva a que salten del nido, si ve que están cayendo los ayuda, pero deja que ellos lo intenten una y otra vez y los sigue y los acompaña, simplemente motivándolos a volar, con la confianza de que tienen alas y que pueden hacerlo. Entiendo entonces que, como seres humanos requerimos ayuda que, a veces, en los vuelos podemos perder algunas plumas –todos las hemos perdido- pero tenemos alas, lo único que debemos hacer, es usarlas. Esta creencia se manifiesta, entonces, en aceptación de lo que el otro es, con sus condiciones actuales y en sus potencialidades, aceptación que se expresa en palabras o gestos, con escucha empática, connotaciones positivas y también manteniendo la confianza de que lo que le sucede a la persona hoy, es una expresión de lo que ella es… hoy… mañana podría ser diferente. ¡Ojo!, también entiendo que esta aceptación incondicional, no implica una justificación del comportamiento del otro, ni una complicidad con sus actos. Entiendo que esta aceptación empieza por casa, por lo tanto, acepto la posibilidad de acercarme al otro buscando aquellos elementos comunes y que, en gran medida, nos identifican como miembros de la misma especie. en el mismo sentido, acepto también la posibilidad de diferenciarme del otro, especialmente cuando no estoy de acuerdo con sus actos. En un proceso terapéutico, cuando acompaño a una persona en su caminar, creo en la posibilidad de la diferenciación, de que en el camino, conforme las personas van elaborando su historia, pueden diferenciarse, espero que también de mí, llegando a ser ellas mismas plenamente. Sin embargo, estas situaciones no son simples, siempre plantean dilemas, nunca totalmente resueltos, siempre plantean preguntas nunca totalmente respondidas, ya que como dijo Mafalda: “el día que tuve todas las respuestas, me cambiaron las preguntas”

AQUI PODEMOS APRECIAR EL USO CORRECTO DE LAS LETRAS Y LOS EJEMPLOS DE SUTANTIVOS, ADJETIVOS, PREPOSICIONES, CONJUNCIONES, PRONOMBRES Y VERBOS.


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